En la costa norte se desarrolló la cultura Moche (200 a.C.-600 d.C.). Aglutinó a las autoridades militares de los valles costeros, como el conocido señor de Sipán. Los huacos retrato de la cultura Moche y su iconografía sorprenden por su elaboración y el manejo del diseño.
En la sierra peruana, la cultura Tiahuanaco (200 d.C.) se ubicó en la región del Collao (que abarca territorios de Chile y Bolivia) y legó a los peruanos las terrazas de cultivo, los andenes, y el manejo de diversos pisos ecológicos en la agricultura.
La cultura Nasca (300 a.C - 900 d.C .) venció al desierto costeño con acueductos subterráneos y dejó en ese terreno grandes figuras geométricas y de animales que, al parecer, constituyeron un calendario agrícola que hasta ahora asombra a los investigadores.
La cultura Wari (600 d.C.) introdujo el patrón urbano en el territorio de Ayacucho y expandió su influencia en los Andes.
La refinada cultura Chimú (700 d.C.) trabajó el oro y otros metales y construyó con barro la ciudad de Chan Chán, ubicada en Trujillo.
La cultura Chachapoyas (800 d.C.) utilizó al máximo las tierras cultivables y realizó sus construcciones en lo alto de las montañas de la selva norte. La grandeza de la ciudad fortificada de Kuélap es el ejemplo de su magnífica adaptación al medio.
La cultura Inca (1.200 - 1.500 d.C.) fue la civilización más importante de Sudamérica. La organización económica y la distribución de la riqueza, sus manifestaciones artísticas y su arquitectura impresionaron a los primeros cronistas.
Los Incas adoraron a la tierra (Pachamama) y al sol (Inti). El Inca, soberano del Tahuantinsuyo, se consideraba sagrado e hijo del sol, de ahí que las leyendas del origen de los incas nos relaten que el sol envía a sus hijos (Manco Cápac y Mama Ocllo o los cuatro hermanos Ayar y sus esposas) a fundar el Cusco, ciudad sagrada centro del Tahuantinsuyo.
La expansión de los Incas es atribuida a que fueron extraordinarios organizadores. La población tenía como núcleo central, familiar y territorial, al ayllu, y al tener que alejarse por razones laborales, no perdía los vínculos con éste. El Inca movilizaba grandes cantidades de población como premio o castigo y así fue consolidando la expansión, a la vez que se nutría de los conocimientos de las culturas que se habían desarrollado anteriormente.
El grupo de parentesco del Inca era la panaca, que estaba integrada por los parientes y sus descendientes, con excepción de aquel que se convirtiera en Inca y formara una nueva panaca. Los cronistas españoles del siglo XVI señalaron que fueron trece sus soberanos: desde el legendario Manco Cápac hasta el controversial Atahualpa, quien perdió su vida durante la conquista española.
El Tahuantinsuyo o Imperio Inca, logró extenderse hasta los actuales países de Colombia por el norte y Chile y Argentina por el sur, incluyendo totalmente los territorios de Bolivia y Ecuador.
Los miembros de las panacas eran los nobles incas, encabezados por el soberano. El poder de las panacas y del Inca es tangible en todo el Tahuantinsuyo, pero es en la arquitectura cusqueña que alcanza su esplendor: el Koricancha o Templo del sol, las fortalezas de Ollantaytambo y Sacsayhuamán y sobre todo, la ciudad de Machu Picchu.
El encuentro de la cultura inca con la cultura española se inició con la conquista española en el siglo XVI. En 1532 las huestes de Francisco Pizarro capturaron a Atahualpa en Cajamarca. La población aborigen decreció en las primeras décadas y el Virreinato del Perú se creó en 1542 después de un enfrentamiento entre los propios conquistadores y la Corona española.
El proceso de asentamiento español se consolidó en el siglo XVI con el virrey Francisco de Toledo quien, a partir de sus ordenanzas, asentó el fundamento para la economía colonial: el sistema de control de mano de obra indígena (mita) para la minería y la producción artesanal. Estas actividades, junto con el monopolio mercantil, fueron la base de la economía colonial. Pero el cambio de dinastía y las reformas borbónicas del siglo XVIII crearon disconformidad entre muchos sectores sociales. La más importante de las rebeliones indígenas fue la de Túpac Amaru II, con la cual se empezó a generar el movimiento criollo que independizó a Hispanoamérica en el siglo XIX.
Hasta el siglo XVII el Virreinato del Perú abarcó el territorio que se extendía desde Panamá hasta Tierra del Fuego.
La prédica de los sacerdotes se mezcló con las creencias andinas hasta establecerse un sistema de creencias mixto, el sincretismo, que continúa hasta la actualidad. Junto con los españoles también llegó al Perú la raza negra, que sumada a la población indígena y española, forma parte del tejido social y racial de nuestro país.
Durante los siglos XVI y XVII, la producción intelectual y el arte colonial peruano integraron sus aportes a la tradición española.
El Perú fue declarado país independiente por Don José de San Martín en 1821 y en 1824 Simón Bolívar terminó con las guerras de la independencia. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por organizar la joven república peruana, en el siglo XIX el país tuvo que enfrentar el costo de la lucha: la dura crisis económica y un caudillismo militar que dio muy pocas opor- tunidades a gobiernos civiles para gobernar.
Hacia 1860, gracias a los ingresos del guano, algodón y azúcar, se puede prescindir de la contribución indígena y la esclavitud de los negros.
Llegan chinos y europeos para ampliar la mano de obra e integrarse a nuestra sociedad. Se une el país con ferrocarriles y se organiza, con Manuel Pardo como presidente, el primer régimen civil del Perú. Los primeros japoneses arribarían al finalizar el siglo.
Pero en 1879 el país se ve envuelto en la guerra con Chile. El Perú es derrotado y queda en bancarrota. Después de un nuevo apogeo del caudillismo militar, retornan los civiles, dando lugar al periodo llamado la "República Aristocrática": la economía es dominada por la élite terrateniente y se implanta un modelo exportador en el cual el éxito de la explotación del caucho renovó el mito del Dorado.
Los primeros años del siglo XX estuvieron marcados por una larga dictadura civil encabezada por Augusto B. Leguía. El proyecto de modernizar al país, de crear obras para una "Patria nueva" endeudó al estado, el cual no pudo enfrentarse al crac de 1929. Fue también una temporada de abundante creación intelectual, simbolizada por el fundador del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui, creador del pensamiento socialista peruano y núcleo de la labor intelectual y artística del país durante su corta vida.
Tras la caída de Leguía, resurge el militarismo que, al parecer, hubiese llegado a su fin con los gobiernos de Prado en 1939 y Bustamante y Rivero en 1945; pero en 1948 ocurre un nuevo gobierno militar con Manuel A. Odría a la cabeza. Durante ocho años, las grandes obras públicas se entremezclaron con una dura represión política.
El Perú, en su empeño por establecer una relación armoniosa con los países vecinos, ha superado cualquier conflicto fronterizo. Las condiciones de navegación en el río Amazonas motivaron acuerdos con el Brasil, hasta que en 1909 se completó la determinación de las fronteras entre los dos países. Tras una larga discusión, el tratado fronterizo con Colombia fue aprobado por el congreso en 1927 y se les otorgó a los colombianos la salida al Amazonas. En 1929, tras las disputas territoriales con Chile, frutos del enfrentamiento bélico, la disposición por renovar las relaciones llevó a firmar el tratado por el cual Tacna retornó al Perú.
La demarcación territorial con Bolivia quedó definida de mutuo acuerdo en 1932. Finalmente, tras varios conflictos bélicos y controversias diplomáticas con el Ecuador, el Perú, en 1999, logró hacer prevalecer el "Protocolo de paz, amistad y límites" firmado en 1942, cerrando el último capítulo de disputa por el territorio de la cordillera del Cóndor y reforzando la amistad con el Ecuador.
En 1968 las Fuerzas Armadas, con un golpe de estado, depusieron al entonces Presidente de la República Fernando Belaúnde. Los primeros años de esta dictadura militar la diferenciaron de sus contemporáneas latinoamericanas por su inspiración socialista. Encabezada por el general Juan Velasco, planteó una política de expansión estatal que debía solucionar los grandes problemas que empobrecían al país. Con ese fin, se estatizó el petróleo, los medios de comunicación y se realizó una reforma agraria. Lo sucedió Francisco Morales Bermúdez, quien, presionado por la población, convocó a una Asamblea Constituyente.
En 1980 Belaúnde es elegido nuevamente, pero la crisis que viven los sectores más pobres del país motivó el nacimiento de dos movimientos subversivos que por diez años sacudieron al Perú con su violencia. Después del gobierno de Alan García (1985-1990) el presidente Alberto Fujimori, electo en 1990, cerró el congreso en 1992 y decretó un gobierno de emergencia. Tras su segunda reelección en el año 2000, el reclamo ciudadano exigió nuevas elecciones, para lo cual se estableció el gobierno de transición democrática del presidente Valentín Paniagua. En julio del 2001 el Dr. Alejandro Toledo Manrique asumió el mando como Presidente Constitucional de la República y en julio del 2006 el Dr. Alan Garcia Pérez. El actual Presidente Constitucional del Perú es el Sr. Ollanta Moisés Humala Tasso (2011-2016).