Descripción
Día 1 y 2 Barcelona – Doha – Mahé – Praslín
Salida desde Barcelona, noche a bordo. Volaremos hasta la isla de Praslín en vuelo doméstico, en donde os alojaréis durante 3 noches, en uno de los hoteles más lujosos y con una playa privada de arenas blancas y aguas impresionantes.
Día 3 y 4 Praslín
Disfrutaremos de una de las tres islas más populares del archipiélago de las islas Seychelles, en donde podremos realizar diversas actividades.
Praslín es la única isla además de Mahé que tiene carreteras y autobuses de línea. Sus playas son de auténtico ensueño, pero el mayor atractivo es el Valle de Mai, un bosque prehistórico declarado Patrimonio de la Humanidad por no haber sufrido cambios desde su origen y por ser el hábitat de uno de los frutos más curiosos del planeta: el coco de mer. Dicen que el nombre responde a la leyenda ancestral de que esta palmera surgió del fondo del océano. Teorías aparte, el coco de mer es el fruto de una palmera que solamente crece en Praslin y en alguna otra isla del archipiélago, como Curieuse y Silhouette. Tarda más de veinte años en dar sus primeros frutos, que pueden llegar a pesar veinte kilos. Pero no es su tamaño lo que más llama la atención, sino su parecido con el pubis y las nalgas femeninas.
Entre las playas más conocidas de la isla, se encuentra una de las más espectaculares Anse Lazio, cuya preservación se ha convertido en una prioridad para el gobierno. La luz de esta isla ha atraído a decenas de pintores locales y extranjeros, que exponen sus obras en galerías o en puestos callejeros. La pintura, la arquitectura y la literatura de las Seychelles, como su cocina, son una armoniosa amalgama de influencias europeas, africanas y asiáticas.
Anse Lazio es una de las playas más fotografiadas del mundo se encuentra en el noroeste de Praslin, custodiada por dos grandes rocas de granito delimitando un delicioso espacio de arena blanca bañada por aguas transparentes.
Al ser una de las playas de mayor renombre de las islas resulta muy poco probable que puedas disfrutarla en soledad, pero como ventaja encontrarás que gracias a su enorme atractivo turístico se realizan excursiones a la misma y dispone de un agradable restaurante criollo donde reponer fuerzas tras un placentero baño.
Te parecerá estar en un decorado pero Anse Lazio es un pequeño paraíso en la tierra, donde pasear por finísima arena y pasar horas en un agua de temperatura ideal.
Playas también como Cote d’or, Grand Anse, Anse Boudin, Anse la Blague.
Recomendamos también una corta escapada a la cercana isla Curieuse que permite conocer otro de los rincones naturales más valiosos del archipiélago. Aquí crece la palmera del coco de mer, hay manglares frondosos y vive una colonia de tortugas gigantes. El único edificio de la isla es el del museo y centro de visitantes, que ocupa la antigua residencia del doctor que dirigía la isla cuando ésta acogía un lazareto para enfermos de lepra en la segunda mitad del siglo XIX.
Día 5 Praslín – La digue
Traslados en privado hasta el muelle desde donde sale el barco hasta la vecina isla de La Digue. Llegada a la considerada perla del archipiélago y traslados en hasta el hotel, La domaine de l’orangeraie, un hotel muy romántico e integrado en la exótica naturaleza de la isla. Resto del día para descansar o bien realizar visitas a diversas zonas de la isla, que no supera los 7 kilómetros de longitud de punta a punta.
Una vez allí, para los desplazamientos se puede optar por ir a pie, en bicicleta o en carro tirado por bueyes, un medio de transporte turístico a la par que pintoresco. Ya que, aparte de algunos escasos utilitarios, los coches aquí no son bienvenidos. Fuera de La Passe y de sus pequeños comercios, donde desembarcan la mayoría de visitantes, la isla se mantiene bastante salvaje y ofrece una vida tranquila reforzada por la legendaria amabilidad de sus habitantes.
En dirección al sur, La Digue encierra particularmente una pequeña maravilla geológica, la Anse Source d’Argent, LA playa seychellesa por excelencia y seguramente la más fotografiada de todo el archipiélago. Actualmente hay que pagar entrada para tener el privilegio de acercarse a estos enormes bloques de granito apilados armoniosamente a lo largo de la orilla. Ésta se sitúa en el perímetro de la Union Estate, vasta plantación de cocoteros custodiada por una garita, donde también podrás descubrir un antiguo cementerio, un gigantesco parque de tortugas, una antigua casa colonial, la reconstrucción de un molino de copra para extraer el aceite, unos astilleros…
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Día 7 y 8 Sainte Anne
Se podrá visitar Mahé, la mayor isla y la que dispone del único aeropuerto internacional de las Seychelles. Apenas once kilómetros lo separan de Victoria, la capital, que ofrece el primer contacto con los isleños, gente amable de rasgos que denotan una mezcla de orígenes africanos, chinos, indios y europeos. Esta diversidad étnica ha legado una cultura culinaria, musical, arquitectónica y artística repleta de matices y en la que abundan las leyendas de piratas. Cualquier niño de las islas cuenta a los turistas las hazañas de John Taylor, Jean François Hodoul –el Château Mamelles, de 1804, fue una de sus dos residencias en Mahé– y de otros bucaneros que ocultaron cofres con joyas y monedas de oro en algún lugar del archipiélago. El último tesoro del que se tiene noticia todavía se sigue buscando junto a la playa de Bel Ombre, en Mahé.
Varias líneas de autobús recorren la isla tomando la pequeña estación de Victoria como punto de partida y llegada. Montar en estos rudimentarios vehículos es una estupenda oportunidad para compartir asiento con gente que va y viene al mercado de Victoria, trabajadores de la zona y estudiantes que regresan a sus casas al acabar la jornada. Unos pocos kilómetros de ruta en autobús y el viajero ya ha aprendido que es imprescindible gritar «devant!» para que el conductor se detenga.
Día 9 y 10 Mahé – Barcelona
Desayuno y traslados en barco de regreso a Mahé, para embarcar nuevamente de regreso a Barcelona. Noche a bordo.
Llegada y fin de nuestros servicios.
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