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Archipiélagos

Polinesia por el mar: cruceros, vela, catamarán…

Las Tuamotu y las Marquesas en vela

A partir del 25 de marzo de 2017,  Tahiti Yacht Charter amplía su oferta de itinerarios, abriendo una base en Fakarava, en las Tuamotu. Podras estar a bordo de catamaranes nuevos de 38 a 44 pies descubriendo puertos pintorescos, los ricos fondos marinos de esta reserva biosfera de la Unesco, las playas de arena rosa, etc.
Un producto que viene a rellenar el vacío dejado por Archipels Croisières, que recordamos de nuevo, dejará de prestar los cruceros Tuamotu en cabina en 2017.
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En las Marquesas, Tahiti Yacht Charter le propone explorar a bordo de un velero monocasco de 54 pies Nuku Hiva, (en 4 días/3 noches), o Nuku Hiva – Ua Huka – Nuku Hiva (en 7 días/6 noches). Acantilados, bahías, vegetación exuberante, vestigios de una civilización antigua… ¡déjese llevar por la fuerza del lugar!

 

Cruceros en Polinesia

La Polinesia Francesa tiene 4 millones de km², el tamaño de Europa, y el 99.9% de agua… ¡el paraíso de los cruceros! Los hay para todos los gustos y todos los bolsillos

Único en su categoría, el mid-sized 5* de Polinesia M/S Paul Gauguin será el producto ideal para unas vacaciones de descanso de gama alta. Con unas dimensiones amplias, tiene una capacidad para 332 pasajeros y 217 tripulantes a su servicio, distribuidos en 7 puentes Cabinas espaciosas muy confortables, con o sin balcón, cama extragrande, TV-DVD, Wi-Fi (de pago), cuarto de baño con bañera y productos de aseo l’Occitane de Provence, servicio de habitaciones las 24 horas, camarera titulada, minibar, etc… Se vende en fórmula Todo incluido. El barco tiene 3 restaurantes y 3 bares: ¡de la mañana a la noche, siempre hay algún sitio para comer o beber algo! Piscina, cubierta para tomar el sol, gimnasio, anfiteatro para las conferencias y espectáculos nocturnos, club nocturno, animación polinesia durante todo el día y puerto deportivo al fondo con una gama variada de equipamiento náutico. Fuera del paquete, cuenta con spa, tienda, lavandería, casino, centro de buceo PADI y excursiones a las islas.

El último producto, el yate Island Passage, con una capacidad máxima de 24 pasajeros, le ofrece unos cruceros Todo incluido de mayo a octubre. Un concepto diferente dirigido a una clientela acomodada de viajeros empedernidos que buscan productos específicos y experiencias auténticas en grupos reducidos. En un ambiente distendido, elegante y con un confort de gama alta, puede ir adonde no llega ningún otro barco, disfrutando de excursiones seleccionadas especialmente e incluidas en la tarifa crucero. No hay que prever gastos extra… La guinda del pastel para el crucero de 7 noches Bora Bora/Bora Bora la pone el traslado gratuito en helicóptero desde el aeropuerto hasta el yate.

¿Tiene espíritu aventurero? ¡Una vez en la vida merece la pena realizar el crucero a las míticas islas Marquesas en el carguero mixto Aranui 5! En un ambiente distendido y familiar, podrá charlar tranquilamente con la tripulación, asistir al descargue de las mercancías y, en las escalas organizadas, codearse con la población y visitar lugares increíbles cargados de historia. El recorrido es reciente y se ofrece en fórmula Todo incluido, y el barco también ofrece un nivel de comodidad muy alto.

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En un velero, lo más cerca posible de los elementos, dispone de cuatro fórmulas con Tahiti Yacht Charter, Dream Yacht Charter y Aquatiki:

En privado, con tripulación y comida incluidos, a bordo de catamaranes nuevos de 38, 40, 44 pies o más (hasta un máximo de 10 pasajeros). Con salida de Raiatea, Bora Bora o Huahine, y ahora de Fakarava, navegue a donde le apetezca, el itinerario es variable. Bebidas y excursiones no incluidas.
en fórmula cabina Archipels Croisières, con salida de Raiatea o Tahití con un itinerario definido, en los magníficos, muy espaciosos y confortables Lagoon 620 (12 pasajeros máximo). Bebidas y excursiones no incluidas.
fórmula especial buceador con salida de Fakarava a bordo del Aquatiki II, un bonito 18 m catamarán Eleuthera Fountaine Pajot con capacidad para 8 pasajeros, buceadores o no. Atención: ¡se exige el nivel II CMAS o PADI Advanced!

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Y por último, para los expertos, en fórmula Bareboat, en catamarán o monocasco… ¡usted es el único a bordo!
Sin etapa de vuelo entre islas, solo tiene que depositar sus maletas una vez… ¡y dejarse llevar por las olas de Polinesia!

 

Estos cruceros solo están disponibles para reserva desde el 15 de diciembre de 2016 al 28 de febrero de 2017…

 

 

Fatu Huku

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También fue el último en formarse. Este lugar en el Océano Pacífico Sur se encuentra en uno de los lugares más remotos del mundo, alrededor de 900 millas al noreste de Tahití. Está situada en el grupo sur del archipiélago, incluida en la comuna de Hiva Oa que se encuentra a 20 km al sur. La isla esta deshabitada, con una superficie de 1 km².

Fatu Huku, llueve poco, es más árida que la mayoría de los que están en las Marquesas tropical. Sus laderas empinadas unilateral no son muy receptivos a la flora. Hay un bosque Pisonia en la cima de la meseta central, que representa cerca de la mitad de la isla. El resto se compone de prados y rocas. Cocoteros bordean las costas, pero hay poco sustento para la vida silvestre. Aves marinas, cabras y ratas no nativas son las criaturas más notables. Fatu Huku también alberga una población de palomas de tierra.

Fatu Huku vista cielo

Paisaje rocoso de la isla se eleva 361m  sobre el mar, lo que hace que se vea un poco como una ballena desde la distancia. Así es como la mayoría de la gente ve la isla, en su camino a través del agua a la más grande y mucho más desarrollada Hiva Oa (19 millas al sur). Nuku Hiva es aproximadamente la misma distancia al norte. En la popular Hiva Oa, los turistas encuentran gigantescas estatuas tiki de piedra y otras atracciones. Pocas personas visitan Fatu Huku o las otras tres islas deshabitadas del sur de Marquesas.

Fatu Huku no sólo carece de la exuberante vegetación, profundos valles y playas de arena que parte de la función de las islas; también no ofrece un fondeadero seguro para los buques, como las crestas de las montañas se extienden a los acantilados que se asoman directamente sobre el litoral. Debido a estos factores, así como la escasez de agua potable y la falta de buena tierra para el cultivo, la gente nunca ha establecido viviendas permanentes en Fatu Huku.

Magma volcánico arrojado desde la placa tectónica subyacente en el Pacífico creó la isla hace aproximadamente 1,3 millones de años. Fatu Huku durante mucho tiempo ha sido visitado por pescadores, que pescan para los grandes bancos de arena cerca de la costa. Pescadores antiguos construyeron plataformas, que son todavía visibles en la meseta central, donde celebraron ceremonias que implican sacrificios a sus dioses.

Fatu Huku

Una leyenda (Tana-Oa), cuenta que antes era una isla fértil y verde. Tanaoa, dios de los pescadores, dio la vuelta la isla y así se explica la existencia de coral en el centro de la isla. Eso explicaría por qué hay coral en la elevación más alta de la meseta, uno de los pocos lugares en las Marquesas donde se encuentra esta forma de vida fascinante.

Los primeros europeos para grabar un avistamiento de la isla eran miembros de una expedición española, dirigida por Álvaro de Mendaña, en 1595. British capitán. James Cook navegó pasado Fatu Huku en 1774, y la llamó Isla Española (en honor del Señor Hood, la primera persona a detectar ella). Francia reclamó la propiedad de la isla en 1842. Durante los siguientes 20 años, cerca de 20.000 Marquesas murieron de enfermedades que los europeos trajeron a sus tierras.

Hoy en día

Hay pocas razones para echar el ancla en la costa de Fatu Huku. La mayoría de las personas que se acercan a la isla lo hacen para pescar en los arrecifes. Los montes submarinos creadas por erupciones volcánicas hace millones de años son el hábitat de innumerables peces.

Otros van a la isla para practicar esnórquel o buceo, que son actividades populares en la mayor parte de las Marquesas. El agua es turbia debido a todos los nutrientes que contiene, pero los buceadores se sienten atraídos por la abundancia de la vida marina. Fuerte plancton transporte corrientes de la zona, el suministro de alimentos para los diversos animales marinos. Una de ellas, la gran manta/raya. Los buzos encuentran con criaturas extrañas como anguilas y cangrejos dragón boxeador, además de la gran variedad de peces. A veces se ven ballenas jorobadas y tiburones.

 

Motu Iti

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Motu Iti (a veces también llamado Hatu Iti) significa «pequeña isla».

La isla de Motu Iti en el archipiélago de las Marquesas se encuentra en el norte, noroeste de Nuku Hiva.

Motu Iti es de origen volcánico, y alcanza una altura de 220 metros sobre el nivel del mar. En la isla hay importantes zonas de anidación  de colonias de aves marinas.

Hatu iti

La isla se compone de dos estructuras: Motu Iti y Placa. Por esta razón, Etienne Marchand,  en el 1791, bautizado como «Deux Frères» (Dos hermanos).

Fue explorada por primera Coppel estadounidense Joseph Ingraham, en 1791, que la llamó Franklin Island en recuerdo a Benjamin Franklin. Tres meses más tarde llegó el francés Étienne Marchand que la llamó Deux-Frères («dos hermanos») por su formación de dos rocas.

 

Hiva Oa misterios y pasados Polinesios


Hiva Oa misterios y pasados Polinesios
Hiva Oa – Isla selvática, la última morada de Paul Gauguin y Jacques Brel, y donde se hallan las tumbas y museos en su memoria. “En estas islas, donde la soledad es total, he hallado una especie de paz”, escribía precisamente este último. Las tumbas de estos personajes se encuentran en el cementerio del Calvario que se asoma sobre la bahía.
Restos arqueológicos, entre los que destaca Paumau, con el tiki (estatua de piedra) más grande de Polinesia. Senderismo, cabalgatas, excursiones en todoterreno, buceo.

De forma similar a un caballito de mar, ha conservado intacto su carácter de naturaleza pura. Acompaña al ritmo tranquilo del día a día de sus habitantes, quienes siguen desempeñando sus actividades en armonía y calma absoluta.

Hiva Oa se encuentra desnuda frente al océano, ya que no la protege ningún arrecife, es “el jardín de las islas Marquesas” y está atravesada por una cadena de montañas. Los altos picos de Temetiu y Feani forman una auténtica muralla alrededor de Atuona, pequeño puerto tranquilo.

 

Motivos para elegir Hiva Oa

Montañas y parajes salvajes. Su cadena montañosa, de 320 km2, es atravesada por magníficos valles donde galopan los caballos.

Lugar de peregrinaje. En el antiguo cementerio marino de Atuona están enterrados el pintor Gauguin y el cantante Jacques Brel.
Los colores de Gauguin. Hiva Oa es un lugar de creación artística y de intercambios culturales. Alberga el centro cultural Paul Gauguin, la “Casa del Placer” y una estela en honor a Jacques Brel.

“Tiki” majestuosos. Entre las excursiones para descubrir restos arqueológicos, los lugares donde velan los “tiki” más imponentes de toda la Polinesia, se recomienda el sitio de Puamau.

Un vivero de artistas. Hiva Oa es la forja de la cultura marquesina auténtica: escultores, pintores sobre “tapa” (tela vegetal pintada), tatuadores, bailarines y cantantes.

 

Aconsejamos ver

  • Centro Cultural Paul Gauguin. 

El museo presenta una exposición permanente de las obras del pintor Paul Gauguin (copias). Fuera de la sala del museo se encuentra una reconstrucción de la “Casa del Placer”, donde vivió el artista, cuya fachada principal está recubierta de paneles de madera esculpida, copias de la obra original de Gauguin, así como un centro de artesanía. Este centro cultural situado en Atuona, de reciente apertura, honra la memoria del célebre pintor a través de un espacio de evocación, ofreciendo a la vez un lugar de creación artística y de intercambio cultural en una residencia de artistas.

 

  •  El Cementerio del Calvario y La Estela de Jacques Brel. 

En Atuona, un camino conduce a los acantilados del cementerio del Calvario, donde yacen las tumbas del cantante Jacques Brel y de Paul Gauiguin. Verdadero remanso de paz y de emoción, el cementerio está construido en terrazas, dominando así la magnífica bahía de Atuona. En dirección al aeropuerto, es un lugar desde el que se domina la bahía de Tahauku y el islote de Hanakee, se ha instalado una estela en homenaje a Jacques Brel. Cerca de la pista de aterrizaje está expuesta su avioneta Beechcraft Bonanza, bautizada con el nombre de Jojo.

 

 Excursiones recomendables

  • Pueblo de Taaoa. Al oeste de Atuona, el pueblo de Taaoa, accesible por un camino con bellas panorámicas de la bahía, alberga un gran conjunto arqueológico formado por centenares de “paepae”, plataformas de piedra.
  • Una carretera de montaña. Una pista de montaña que atraviesa la isla permite llegar de Atuona a Puamau. El camino nos conduce a las localidades de Hanaiapa, Hanapaaoa y Nahoe, que tradicionalmente viven de la pesca, la caza y la agricultura. Puamau se encuentra más al este, al fondeo de su bahía, dominado por altos acantilados. En esta localidad, el lugar llamado Pekeka está constituido por la tumba de la reina Vahinetitoiani, resguardada por dps gigantescos “tiki”, Manu y Pauto. En las alturas se encuentra uno de los enclaves arqueológicos más importantes de las Marquesas: Iipna, custodiado por el Tiki Takai’i, guardián del valle, con sus 2.43 metros de altura en medio del “me’ae”. El conjunto resulta espectacular.

Nombre dado por los descubridores: La Dominica
Situación geográfica: 1.180 km al noreste de Tahití
Superficie: 320 km2
Monte más alto: Temetiu (1.276 m)
Población: +2.009 habitantes

                                                                    

Nuku Hiva la espiritualidad de la Polinesia

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Nuku Hiva la espiritualidad de la Polinesia

Este remoto archipiélago se encuentra a casi 1500 kms al noroeste de Tahiti, al que le une un vuelo de unas tres horas y media de duración. De las doce islas que conforman el archipiélago, todas ellas de origen volcánico, sólo seis están habitadas. Su población es de poco más de 6000 habitantes. Las visitadas por el turismo son NUKU HIVA y HIVA OA, conectadas por un vuelo de media hora.

La belleza natural salvaje de las Marquesas y la rica cultura autóctona han atraído siempre a artistas inquietos (Gauguin, Melville, Stevenson, Jacques Brel…) y a viajeros intrépidos. Todavía hoy ofrece un mundo remoto y perdido sin contaminar y con tesoros todavía por descubrir.
A diferencia de otras islas de la Polinesia, las Marquesas no están protegidas por un arrecife y lagunas de la fuerza del océano, por lo que éste no es el destino adecuado para los que busquen playas paradisíacas. Existen pocas carreteras pavimentadas en el interior de las islas y es necesario un todoterreno o un caballo para explorar el abrupto interior.

Grande y sobrecogedora, la mayor de las islas Marquesas está situada al norte del archipiélago, dominada por la silueta del Monte Muake que se eleva en medio de las olas y de los desfiladeros que se hunden en la inmensidad del océano. En los acantilados abundan las grutas y cavernas submarinas, con una variedad impresionante de fauna y flora.

 

En Nuku Hiva también se encuentra la tercera cascada más alta del mundo, Hakaui, que sirve a los amantes de los parapentes más atrevidos de pista de despegue.

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Los días y las noches se avivan con el ritmo de los tambores “Pahu”, que nos invitan a soñar con la verdadera cultura tahitiana de antaño. Cada cuatro años se celebra el Festival de las Artes de las Islas Marquesas (en Taiohae), donde el espíritu del baile, el arte del tatuaje y la artesanía están maravillosamente representados.

 

Visitas que se pueden realizar

 

  • La catedral Notre-Dame de las Marquesas. Construida con piedras de colores y estructuras diferentes procedentes de las seis islas marquesinas.
  • Descubrir la fabricación del “tapa”. El término “tapa” (“haku” en marquesino) designa los tejidos a base de corteza de árbol batida. Habitualmente los fabrican las mujeres, que siempre han ocupado un lugar importante en la vida social polinesia. Los “tapa” se elaboran a partir de cortezas de morera (ute – broussoneta papyrifera) para obtener tejidos oscuros y rojizos, de los árboles jóvenes del pan (tumu mei – artocarpus altilis) o del banano (aoa – ficus prolixa). Los tejidos claros eran utilizados por los personajes de elevada condición, y los tejidos de higuera se reservaban principalmente para los sacerdotes. Actualmente, los “tapa” se utilizan como soporte de los diversos motivos utilizados en esculturas o para los tatuajes.
  • Los talleres artesanales. Los marquesinos figuran entre los mejores creadores del Pacífico. Una parte de sus objetos artísticos se venden en las tiendas de Papeete, pero los artistas de estas islas tienen también la oportunidad de exponer sus creaciones directamente a los visitantes que llegan a su encuentro. Se puede observar a los escultores, trabajando materiales como la madera de miro, de tau o de sándalo. También se utiliza la piedra, la tracita gris. Son igualmente sorprendentes los trabajos en hueso y los ornamentos vegetales.

 

 Actividades

  • La caminata, a pie o en 4×4 al monte Muake permite contemplar la panorámica de la ensenada y de la isla vecina de Ua Pou. La excursión más espectacular es la del valle de Hakaui, que se realiza en barco desde Taiohae y después a pie. Este valle situado al oeste de Taiohae, encaramado en las rocas basálticas, se mete hacia el interior formando n cañón hacia la grandiosa cascada, un salto de agua de 350 metros de alto sobre una pila rocosa. Es también un lugar mágico con múltiples vestigios “paepae” y “tiki”, que guardan todavía los secretos de los ritos practicados en este antiguo lugar real. La pequeña bahía alberga también la bellísima playa protegida de arenas blancas de Hakatea.
  • Lugares arqueológicos. Los lugares de culto “me’ae” están construidos por una terraza de grandes bloques de piedra (“paepae”) donde se encontraba la casa del sacerdote, a menudo cerca de una higuera (ficus marquesensis) sagrada. El “me’ae” es el lugar sagrado, como por ejemplo un lugar funerario. Los “me’ae” más grandes pueden constar de varias terrazas (a menudo en varias alturas).
    restos arqueológicos, muy numerosos, son objeto de excursiones dignas de recordar: el tohua, la plaza para las danzas, los banquetes, las reuniones de los ancianos marquesinos, las impresionantes plataformas de bloques de basalto, los famosos Paepae Hiamoe, “la losa donde se duerme”, proyecto de las viviendas antiguas. Varios de estos lugares poseen todavía “tiki” más o menos bien conservados y numerosos petroglifos. Hoy en día hay registrados casi 7.000 petroglifos.


Aldeas y zonas a visitar

  • Taipivai. En la costa sudeste, el pueblo de Taipivai, cuyos temibles guerreros eran antropófagos, se encuentra agazapado al fondo de la bahía del Controlador. Los relatos de Herman Melville, que vivió aquí durante algunas semanas en el siglo XIX, lo dieron a conocer al mundo entero. Muy cerca, el tohua de Vaitaviri conserva “tiki” y piedras talladas para uso doméstico o para sacrificios. Los cultivos tradicionales – de la vainilla a la copra – florecen en este valle fértil y frondoso, completados con las actividades de la pesca de crustáceos.
  • Hatiheu. En la parte norte de la isla, el pueblo de Hatiheu es accesible por la carretera desde Taipivai, franqueando una garganta con vistas espectaculares sobre la bahía a un lado y a dos soberbias cascadas a la izquierda. No es extraño cruzarse con mandas de cabras salvajes. Cerca de Hatiheu, en los restos arqueológicos restaurados de Hikokua se pueden observar “paepae”, plataformas de piedras, un amplio tohua, lugar de grandes actos antiguamente, adornado con “tiki” atropomorfos. Una estatua de la virgen sobre un promontorio rocoso vela por la tranquilidad de Hatiheu, y el recuerdo del escritor Stevenson parece habitar en estos lugares.
  • Anaho. Anclado al fondo de la bahía, bien cobijado de los oleajes y del viento y adosado a las montañas de relieve caótico, el pueblo de Anaho tiene la particularidad de poseer la única meseta coralina de las Marquesas y una gran playa blanca. Es más fácil llegar hasta aquí en barco desde Hatiheu que en 4×4, a través de una garganta con un complicado camino.

 

 

Cómo llegar a Islas Marquesas.

La isla de Nuku Hiva, la principal, está conectada con Tahiti mediante vuelos de tres horas y media de duración, que tienen un coste de 400-500 euros por persona dependiendo de fechas y disponibilidad.

Manihi la cuna de las perlas

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A 175 km. al NE de Rangiroa, el atolón de Manihi, de forma oval (28 x 8 km.) y 192 km2. de extensión, es conocido por su reputación desde hace muchos años en el cultivo de la perla negra. La isla se abre por un solo paso, el de Taiarapa, al SO.

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Aparte su reputacion, desde 1968, como centro de cultivo de la perla negra, su laguna es tan bonita y se presta al buceo como la de Rangiroa. Varias granjas perleras jalonan la laguna (se suele proponer su visita). Después de la puericultura, los otros pilares de la vida en el atolón son la copra y la pesca.

Después de Rangiroa, Manihi es el segundo centro turístico de las islas Tuamotu. Cerca del aeródromo, al O de la isla, se encuentra el único hotel del atolón, en un entorno encantador.

 

Nombre dado por los descubridores: Wilson

Situación geográfica: 500 km al noreste de Tahití
Superficie: 192 km2 (laguna)

Población: +816 habitantes

 La elección de este atolón

-Atolón perdido. Manihi es un atolón de forma elíptica con aguas cálidas y fondos marinos que atraen a submarinistas de todo el mundo.

-Lugar de nacimiento. Numerosas especies de peces, entre las que se encuentran la locha ondulada y el tiburón gris, llegan a Manihi todos los años, de mayo a junio, para dar a luz a sus crías.

-Un collar de perlas. En el atolón de Manihi nació la primera fábrica de perlas negras de Tahití y sus islas.
-Arqueología. A lo largo de la barrera coralina del atolón descansan restos de antiguos “mara”, en especial en Tokivera, Farekura y Kamoka.

– Actividades. Picnic sobre islotes salvajes, pesca, pesca deportiva, vuelta de la isla en lancha, descenso del paso en buceo libre, alquiler de barco con piloto, crucero al atardecer, barco con fondo de vidrio.

 

Descanso y diversión. En bonitas pensiones, que privilegian una decoración refinada y un ambiente festivo con la colaboración de músicos y bailarines de la isla, muy familiares que ofrecen “fare” acogedores en un ambiente auténtico de calma y descanso.

 

Excursiones

perlas negras varias-Las granjas de perlas. En Manihi surgió la primera fábrica de perlas de Tahití y sus islas. Mediante visitas guiadas, en las granjas de perlas situadas sobre la laguna se pueden descubrir todos los secretos de la famosa perla negra. En estos pequeños laboratorios de producción se pueden admirar variados ejemplares: redonda y perfecta o más alargada, con sus diversos y encantadores matices de color. La perla cultivada de Tahití se ha convertido en un símbolo de belleza y elegancia en todo el mundo.
-Antiguos “marae”. El atolón aloja también los vestigios de antiguos “marae” diseminados a lo largo de la barrera coralina, en particular en Tokivera y Farekura al norte, y en Kamoka al sur.

 

TOUR DE LA ISLA

-Excursiones. Manihi es un atolón de forma elíptica con un solo canal, que conecta la espléndida laguna, en océano abierto y el estrecho de Turipaoa, en cuya orilla surge el único pueblo de la isla, situado sobre el único paso (interrupción de la barrera coralífera). El pueblo reúne vendedores de copra, pescadores y artistas, mujeres que hacen trenzados, bolsas y pequeños juguetes realizados con palmeras.

DISFRUTAR DEL MAR EN MANIHImanihi fondo marino

-Submarinismo. Para el buceo, Manihi ofrece sitios extraordinarios, con una excepcional concentración y riqueza de ejemplares de peces. Se les puede ver saltar dentro y fuera del arrecife de coral, a través del anillo de la propia laguna.

Carángidos y peces napoleón nadan junto a percas y peces barómetro entre mantas reales y rayas. Además, de mayo a junio, el fondo de Manihi aloja grupos de tiburones grises que vienen a dar a luz a sus crías.
Peculiaridades: tiburones martillo y rayas águila, de noviembre a abril; mantas raya, de julio a octubre; tiburones grises, de mayo a junio; bancos de barracudas, tortugas, tiburones pelágicos y delfines, todo el año.

 

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El pueblo de Turipaoa

Ubicado a orillas del único paso (interrupción de la barrera de coral) del atolón, en Turipaoa es muy habitual encontrarse a los cosecheros de “copra” (coco desecado), pescadores y artistas artesanos, como mujeres que hacen trenzas, bolsas y pequeños juguetes con palmeras.

 

Fakarava un océano salvaje

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mapa tuamotuPor su tamaño, 75 kms de longitud y 24 de ancho, es el segundo atolón más grande de la Polinesia, después de Rangiroa. Es Reserva de la Biosfera de la UNESCO y una meca para el buceo, pues permite bucear en aguas cristalinas casi vírgenes.

Tiene 250 habitantes y dista 450 kms de Papeete. El vuelo dura poco más de una hora.

Situado en las Tuamotu, un archipiélago constituido por 76 islas bajas y atolones que se extienden a lo largo de 1500 kms al noreste de Tahiti y al sur de las Marquesas, Fakaravaes el segundo atolón más grande de la Polinesia Francesa, después de Rangiroa.

fakarava 2De forma rectangular, su laguna interior de más de 1000 kms² (60 kms de largo y 25 de ancho), posee apenas 16 kms² de tierra circundándola, una estrecha franja de arena. Dos pasos, pequeños estrechos abiertos en el anillo coralino, alimentan al norte y sur las aguas de la laguna, que hierve de endemismos (especies únicas) de flora y fauna. Y por ello es Reserva de la Biosfera de la UNESCO desde 2006.

Fakarava representa un modelo de conservación de la vida salvaje y desarrollo humano sostenible, basado en la producción de perlas, la elaboración de copra y en el turismo de bajo impacto y no masificado.

Y obviamente, es un paraíso soñado para cualquier entusiasta del buceo o el esnórkel.

Declarada en 2007 por la UNESCO Reserva Natural de la Biosfera, tanto gobernantes como habitantes están tan concienciados de la importancia de preservar inalterado este edén de los Mares del Sur que todas las actividades que se llevan a cabo llevan el sello de lo indiscutiblemente sostenible, tanto que incluso la pesca está prohibida, excepto si se justifica que irá destinada al alimento.

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ROTOAVA.

El mayor núcleo de población de Fakarava, en su parte nordeste y junto al aeródromo, alberga la mayor parte de sus habitantes, unos 800 y los servicios básicos. No hay cajeros ni bancos por lo que hay que hacer previsión de fondos en metálico. Hay que asegurarse no obstante si la pensión donde uno se aloja acepta tarjetas de crédito.

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TETAMANU.

Esta pequeña aldea de apenas doce habitantes en la zona sur merece una visita por su iglesia de coral de 1874, la más antigua de las Tuamotu.

 

PASO DE GARUAE.

Al norte del atolón es el mayor de la Polinesia Francesa, con kilómetro y medio de largo. Excelentes inmersiones durante todo el año, aunque las fuertes corrientes reclaman un buen nivel de buceo. Barracudas, meros y rayas habitan estas aguas.

 

PASO DE TUMAKOHUA.

En la zona sur del atolón constituye un privilegiado lugar de buceo prácticamente impoluto y sometido a menos corrientes que el paso del norte, idóneo para todos los níveles.

GRANJAS PERLERAS.

La visita de uno de estos lugares de cultivo y producción de perlas es casi imprescindible. En contra de lo que uno pensaría, esta industria es relativamente reciente en Polinesia, pues data de la década de los sesenta del siglo pasado.

CENTROS DE BUCEO.

Cinco centros de buceo operan en Fakarava. Top Dive es muy recomendable, con tres centros en el atolón. Entre las especies más espectaculares destacan los tiburones martillo, las rayas águila y las mantas raya, pero también se pueden encontrar delfines y tortugas marinas. Y por supuesto un amplio número de endemismos, sobre todo crustáceos…

NADANDO ENTRE ESCUALOS

Fakarava es un destino en el que abundan los recién casados, parejas que saben que aquí nada ni nadie podrá importunar su intimidad, aunque sea bajo el agua, porque quienes disfrutan de verdad, con pareja o sin ella, son quienes vienen atraídos por las mejores aguas del mundo. Así es como mejor se aprecia la variada fauna marina que atesora Fakarava, ya sea practicando el snorkle o el submarinismo. En el paso Norte de Garuae, el mayor de todo Tuamotu con sus 800 metros, la inmersión transforma al menos avezado de los buceadores en un niño emocionado al sorprenderse entre diversas especies de tiburones, como los grises, de punta blanca, de punta negra o los limón. Esos no son los únicos compañeros de aventura bajo el agua: no hay que esforzarse mucho para cruzarse con barracudas, atunes y otros peces del arrecife.

Muchos viajeros vienen a Fakarava atraídos por la fauna marina

Puestos a elegir, si nuestros favoritos son los tiburones martillo y las rayas águila habrá que preparar el viaje de noviembre a abril, mientras que si las preferencias son las mantas raya, entonces es mejor viajar de julio a octubre, aunque la inmersión no decepciona sea cual sea la parte del calendario que enmarque el viaje. El fondo y las paredes del cañón de Garuae están recubiertos de corales endurecidos, la mayoría de ellos intactos y en excelente estado de salud. Y ni siquiera hay que bucear para ver ejemplos de la abundante fauna marina, simplemente hay que permanecer con los ojos atentos en las cristalinas aguas en los pequeños muelles que se encuentran junto a las casas, restaurantes familiares o pensiones.

Pero esta pequeña isla (60 km de largo por 25 de ancho) no sólo está rodeada de agua salada sino que encierra en su interior una enorme laguna, con fauna y flora distinta a la de mar abierto, que le otorga un carácter especial. En la laguna, cientos de motus (islotes) permanecen a la espera de que algún visitante arribe a ellos en barca, aunque la mayoría pertenecieron, en el pasado, a familias de la isla. Cada motu es, además, un pequeño ecosistema en sí mismo, y si en unos abundan los cocoteros en otros crece el árbol del pan, mientras en algunos anidan aves como el martín pescador o se desarrolla la palmera de Tuamotu. Hoy los motu son otro enclave donde la naturaleza es dueña y señora y, nosotros, los humanos, simples visitantes que pasamos por ellos apenas de puntillas. Por suerte, existe la oportunidad de solicitar que una barca nos acerque a uno de ellos y quedarnos a pasar una jornada completa, incluso alguna noche, y dormir sobre una hamaca colgada entre cocoteros y viendo como bajo la misma pasean sin preocupación los cangrejos, mientras frente a nuestros ojos se extiende la laguna de reflejos esmeralda.

 

PERLAS NEGRAS

Estar perdido en mitad de un inmenso océano obliga a agudizar el ingenio y pensar en una actividad que permita usar los recursos naturales sin causar perjuicio al entorno y que produzca beneficios para la comunidad. En Fakarava, así como en el resto del archipiélago, dieron con la clave, y ahora el cultivo de exóticas perlas negras es una de las actividades más habituales – además de la producción de aceite de coco-. Son estas oscuras perlas las que han permitido algunas de las últimas mejoras en infraestructuras en la isla, como el asfaltado de la carretera principal en el atolón.

perlas negras variasLas perlas negras, además de proporcionar ingresos a sus habitantes, son un atractivo añadido para quienes llegan hasta aquí en busca de tranquilidad pero también de experiencias distintas, pues los puntos de producción, las granjas de cultivo, están abiertas a las visitas y se suceden en la costa, una tras otra. Las perlas son producidas por la ostra conocida como “labio negro” (pinctata margaitifera), se crían en los viveros de los atolones y en su interior se forman pequeñas esferas de colores que van de las diversas gamas del gris al negro, aunque a veces los nombres adquieran matices tan poéticos como “gris oriente” o “gris verdoso pavo real”.

Muchas de las granjas de cultivo de perlas están situadas al norte de la isla, al igual que la mayor de sus dos únicas ciudades, Rotoava, cuya iglesia de blancos muros se encuentra a la orilla de la laguna.

Es también en esta zona, aunque algo más aislada, donde se ubica el único hotel que el gobierno de Tahití permitió construir en Fakarava, el Le Maitai Dream, totalmente integrado en el ambiente con sus cabañas de bambú, ratán y coco, materiales locales, reforzando la opinión de que en este lugar se toman en serio el turismo con sello ecológico. El resto de alojamientos son pensiones familiares, muchas de ellas al borde del mar, donde se puede establecer un tipo de contacto más directo con los habitantes ancestrales de este edén casi inmaculado. En el otro extremo de la isla, al sur, se encuentra la segunda ciudad de Fakarava, Tetamanu, cuya atracción principal es una iglesia de 1874 construida enteramente con coral que aún se conserva pese a los pocos habitantes con los que cuenta hoy la antigua capital administrativa.

Las dimensiones del atolón permiten que las excursiones puedan realizarse en bicicleta e incluso a pie, aunque siempre será imprescindible una barca para llegar hasta cualquiera de los motus. Aunque no importa demasiado el medio de transporte que se escoja. El espejo de la laguna hace que en ocasiones imaginemos que podemos caminar sobre el agua, aunque en realidad lo hagamos sobre una delgada lengua de arena que apenas llega al borde del agua. Eso permite mantener la ilusión de que más que en el mar estamos caminando por el cielo. Pero, ya se sabe, estamos hablando del verdadero paraíso, donde todo es posible.

CÓMO LLEGAR

Entre Papeete y Fakarava hay vuelos domésticos una vez al día durante todo el año operados por Air Tahiti Nui (duración del vuelo: 1 hora y diez minutos).

 COMPRAS

En Rotoava se pueden comprar pareos, bañadores, camisas y vestidos con los diseños típicos de Polinesia.
Por supuesto, en las granjas de perlas que se anuncian constantemente a ambos lados de la carretera es posible comprar joyas confeccionadas con las perlas que dan fama a este archipiélago.

 

 

 

Huahine un jardín en el Pacífico

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La isla de Huahine, en el grupo de las islas a sotavento, dista 175 km. de mar al NO de Tahiti. El mar es también el que divide la isla en dos partes, la principal, conocida como Huahine Nui, y una más pequeña, Huahine Iti. Un puente une ambas islas; de todas formas, se puede cruzar casi de una a otra en marea baja.

Huahine fue una de las primeras islas de Polinesia Francesa en ser poblada, tras Raiatea. Huahine ya estaba habitada hace 1.100 años, y sus restos arqueólogicos son de los más interesantes de Polinesia. Destaca el complejo arqueólogico de Maeva, al norte de la isla, junto a la laguna del mismo nombre o Fauna Nui , formada al curvarse el motu Papiti sobre el extremo norte de la isla.

Un arrecife de coral bordea ambas islas, con varios islotes al E y al S; entre las dos principales, se forman las bahías de Maroe y Bourayne, al E y O. Según una leyenda polinesia, estas dos bahías habrían sido creadas por el dios Hiro con su canoa, dividiendo la isla en dos. Una carretera de 60 km. bordea ambas islas. La ‘capital’ de la isla es Fare, al O, junto a uno de los pasos del arrecife. Huahine fue alcanzada por el tifón de 1.998.

HuahineISS006-E-38879 Huahine es el segundo destino turístico de las islas a sotavento, tras Bora-Bora, pero en mucha menor medida, no hay proliferación de hoteles, y los precios son más asequibles. Se puede dar la vuelta a la isla en jeep-safari, pero es ideal hacerlo en canoa, alrededor de ambas islas.

Al N de la isla se encuentra el complejo arqueológico de Maeva, con numerosos maraes de la época pre-europea, muchos reconstruidos, y un fare poté (destruido por el tifón de 1.998); cerca, en el motu Papiti, está el principal marae de Huahine Nui, el marae Manunu. En el canal del lago, cerca del puente de Maeva, se ven todavía antiguas trampas para peces, aún utilizadas, hechas con bloques de coral.

En Faie, junto a la bahía del mismo nombre, son famosas las anguilas sagradas, de ojos azules. En Huahine Iti, el marae principal es el marae Anini, cerca de la costa en su extremo S. En el NO de la isla, el hotel Hana Iti fue destruido por el tifón de 1.998.

 

UNA ISLA TODAVÍA NO DOMESTICADA POR EL TURISMO MASIVO

A diferencia de Tahiti, Bora Bora y Moorea, Huahine no ha sido todavía demasiado explotada por las grandes cadenas hoteleras. Ahora bien, sus dos mejores hoteles de referencia, Te Tiare Beach y Relais Mahana, ofrecen un excelente estándar de confort y servicio.

 

NATURALEZA EN ESTADO PURO

Huahine es verdaderamente salvaje. Rodeada de un arrecife de coral, está conformada por dos islas  (Huahine Nui y Huahine Iti) unidas por un canal natural. No faltan en ella los “motu” (pequeños islotes aislados), las playas vírgenes de arenas blancas, los arrecifes de coral ni las bahías desiertas. El interior  alberga una exuberante vegetación, un lago interior (Fauna Nui) y presenta un relieve muy accidentado con una cima que alcanza los casi 700 metros de altura.

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RIQUEZA ARQUEOLÓGICA

Exceptuando la isla de Raiatea, Huahine acoge los mejores ejemplos de lugares sagrados de la Polinesia.

images IDEAL PARA LOS AMANTES DE LA VIDA AL AIRE LIBRE

El 4×4, el trekking,  el buceo y el snorkel,  el surf y la pesca de alta mar… La isla puede ser recorrida en 3 o cuatro horas. Pero ofrece una amplia gama de turismo activo en un escenario natural perfectamente preservado. Es uno de los lugares de surf más codiciados de la Polinesia.

 

LA ISLA JARDÍN

Además de granjas perlíferas, en la isla se pueden visitar jardines botánicos de flores tropicales, cultivos de vainilla y ananá. Las anguilas de Faie, consideradas sagradas, son uno de los hitos faunísticos de la isla.

 

EL MERCADO DE FARE

El pintoresco puerto de Fare ofrece un verdadero espectáculo en los días de mercado, que coinciden con la llegada del ferry de Papeete. El mejor escenario para disfrutar de la vida cotidiana de la isla y conocer los productos que se comercializan.

 

CÓMO LLEGAR A HUAHINE

Huahine se ubica a 170 kms al noroeste de Tahiti. Fácilmente accesible desde Tahihi en vuelos diarios de unos 40 minutos de duración. Y desde Bora Bora, en apenas 20 minutos de vuelo.

                       

 

                              

Maupiti una perla por descubrir

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A sólo 40 km al oeste de Bora Bora hallamos la isla de Maupiti, un clon de aquélla en miniatura. Esta joya de los mares del sur, a semejanza de su gran hermana, también luce altas crestas rocosas elevándose sobre la poco profunda laguna de color jade y tiene alas desplegadas en forma de cinco islotes circundantes (los “Motus”). Pero, la diferencia entre las dos islas es que Maupiti aún preserva intacto todo su encanto, al no estar contaminada por el turismo masivo. Lo confirman los nativos de toda Polinesia, repitiendo sin cesar que “Tahiti es lo que era Hawai” , “Huhaine es lo que era Moorea” y “Maupiti es lo que era Bora Bora“. Si el viajero sagaz quiere embarcarse en una máquina del tiempo y saborear la Polinesia autentica, volviendo a la época previa al turismo masivo, nada mejor que visitar Maupiti.

Varios restos arqueólogicos de la isla datan del 850 d.C. La isla fue ‘descubierta’ en 1.722 por el holandés Roggeveen; el misterio es cómo no vió Bora-Bora: es perfectamente visible desde Maupiti. Durante esta época, y el siglo XIX, la isla vivió sobre la influencia de Bora-Bora.

Hay dos pequeñas villas al E: Farauru y Vaiea. Se puede dar la vuelta a la isla en una o tres horas a pie o en bicicleta. La zona más bella es la playa Tereia, al oeste de la isla; desde aquí, en marea baja, se puede cruzar al motu Auira.

Si la visita se plantea como excursión de un día desde Bora Bora, os damos 7 razones para no dudar en hacerlo. Y si se opta por pernoctar una o dos noches, os recomendamos un establecimiento de nuestra confianza.

OTROS ATOLONES DE LAS ISLAS SOUS LE VENT

MaupitiISS002-E-7552En las islas de sotavento hay también otros cuatro atolones: Tupai (Motu Iti), de 11 km2 y a 16 km. al N de Bora-Bora; Maupihaa (Mopelia), 4 km2 y 160 km. al SO de Maupiti; Manuae (Scilly), 4km2; y Motu One (Bellinghausen), 200 km. al O de Maupiti.

En 1917 naufragó en Mopelia el Seeadler, barco corsario alemán del conde Von Luckner. Hoy en dia los cuatro atolones son reservas integrales para la reproducción de las tortugas marinas, en peligro.

PLAGE TEREIA

Es una hermosa tira de arena blanca y rosa, en el extremo occidental de la isla central, frente a la laguna. Los residentes de Maupiti rechazaron en varias ocasiones construir un complejo hotelero en los alrededores de esta playa, una de las más espectaculares de la Polinesia Francesa. Durante la marea baja se puede cruzar por el “Paso de los tiburones bebés” al Motu Auira, el más grande de los islotes de Maupitu. El agua no sobrepasa la cintura, el paso se cruza en unos 30 minutos y se aprecian los puntos negros de las aletas de  los pequeños tiburones de arrecife de coral.

 

 HOTU PARATA Y TEURAFAATIU

Hotu Parata es un acantilado de basalto negro que se eleva 165m. por encima de Vaiea, la principal población de la isla, añadiendo un toque dramático al panorama de la aldea. Sus múltiples cuevas son perfectas para la nidificación, convirtiéndolo en un auténtico santuario de  aves marinas. Existe una senda muy empinada que lleva a la cima, pero en ciertas partes la excursión es más parecida al alpinismo que al senderismo. La inestabilidad de las rocas de origen volcánico desaconseja intentarlo por cuenta propia. En los establecimientos turísticos se puede contratar un guía para esta excursión de una hora de duración.

HOTU PARATA

Hotu Parata no es la cima más elevada de la isla, sino el Mt Teurafaatiu (380 m.), al que también se puede acceder por una senda (3 horas aprox.), pero menos empinada que la que lleva al Hotu Parata. Ofrece vistas inmejorables de la laguna desde la cima y a Bora Bora como telón del fondo. En días claros la vista alcanza a Taha’a y Raiatea.

 

 TOUR DE LA ISLA EN BICICLETA

Ya que la isla es tan pequeña, se puede ver entera pedaleando en una bicicleta. El camino circular alrededor de la isla, de 11 km de longitud total, es llano, salvo en un punto donde hay que subir  un pequeño puerto entre la playa Tereia y la costa sur.

Los residentes suelen esperar en el muelle al “Maupiti Express” (mini-transbordador desde/a Bora Bora) con sus bicis listas para ser alquiladas.

PASEO MARÍTIMO

La gran mayoría de los 1200 habitantes de Maupiti viven en Vaiea, Petei, y Farauru, tres poblaciones al pie del acantilado Hotu Parata. Están pegadas una a otra, con lo que conforman una gran aldea. Es el único lugar dónde podemos encontrar supermercados y otras comodidades que solemos dar por sentadas. El devastador huracán de 1977 destruyó muchas de las casas antiguas. Hoy en día éstas se pueden contemplar solamente en el “Paseo Marítimo de la laguna”, que se extiende desde el muelle hasta la única escuela de la isla.

 

MARAE VAIAHU

Restos del templo principal de la isla,  que fue el lugar de culto donde se reunían los jefes tribales de Bora Bora con los jefes locales en ceremonias de nominación. De ahí la importancia cultural de Maupiti entre los nativos. El templo es célebre por su altar, utilizado en las ceremonias para bendecir las flotillas pesqueras. La realeza “maupitiana” solía vivir en sus alrededores.

HOTU PARATA

BUCEO Y AVISTAMIENTO DE BALLENAS Y DELFINES

Los amantes del buceo disfrutarán de la laguna, regularmente visitada por las elegantes rayas grises y las majestuosas rayas manta (que utilizan la laguna como zona de limpieza) y de sus jardines de coral habitados por peces tropicales. La mejor zona son las cercanías del Motu Paeao. Durante el inverno austral (de junio a agosto) las aguas alrededor de la isla proveen de refugio a las ballenas jorobadas. El avistamiento de ballenas y/o delfines suele durar 3 horas.

PLANTACIONES DE SANDIAS

El principal cultivo de Maupiti son sus sandías. La gran mayoría de la población trabaja en las plantaciones de sandías, que exportan a las demás islas de la Sociedad. Haciendo la vuelta a la isla en bici podemos disfrutar del acento que añaden estas plantaciones al paisaje.

Motu Pitihanei es el único lugar en Polinesia (y del mundo) donde se cultiva la Tiare Hina , una variedad de gardenia.

Por aire: Air Tahiti tiene 4 vuelos semanales a Maupiti, desde Papetee, casi todos con escala en Raiatea (55 minutos directo, 1 hora 25 minutos con escala). El aeródromo está ubicado sobre el arrecife del Motu Tuanai.

Por mar: Tres veces a la semana el veloz trasbordador “Maupiti Express” llega desde Bora Bora al muelle de Vaiea, después de unas 2 horas de viaje  (martes, jueves, sábados, salida a las 8h30 y regreso a las 16h00). Como cualquier otra embarcación, tiene que franquear el paso “Onoiau”, la única entrada navegable a la laguna. Durante el temporal la salida puede ser dificultada por el oleaje y una fuerte y continua corriente de salida, hasta el punto de tener que abortarla y volver al muelle de Vaiea. En tal caso, bastante infrecuente (estas condiciones suelen darse unas tres veces al año), no queda más que encogerse de hombros y seguir disfrutando de los encantos de Maupitu.

 

DONDE ALOJARSE

Le Kuriri (***), se encuentra a lo largo del flanco de frente al océano del islote Motu Tiapaa y es más bien un pequeño hotel que una simple pensión (en Maupiti no hay hoteles, solamente pequeñas pensiones). Sus dueños, Anne-Marie y Camille Marjorel, dejaron atrás la vida ajetreada de las grandes corporaciones francesas y adquirieron y restauraron este pequeño hotel con encanto.

Tiene 5 espaciosos bungalows construidos con materiales naturales, decorados al  estilo polinésico, cada uno con su baño exterior y ventilador. Las camas están equipadas con redes anti-mosquito. La electricidad la proveen 24h al día sus paneles solares, extendidos a lo largo de esta propiedad de 6 km². El transporte desde/a aeropuerto está incluido en el precio.

Es famoso por sus excelentes cenas basadas en productos locales, destacando el marisco siempre fresco.  Recomendamos  media pensión o pensión completa (ya que existe sólo un restaurante fuera de las posadas, en la isla central).

http://www.maupiti-kuriri.com/

Otros establecimientos recomendados son:

http://www.maupitiresidence.info/infos.php

 

 

                                         

Raiatea la isla sagrada. Polinesia

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Las islas de Raiatea y Tahaa, entre Huahine y Bora-Bora, y a 220 al NO de Tahiti, comparten una misma laguna, a 3 km. una de la otra.

Borabora_Tahaa_RaiateaRaiatea (Ra’i atea = cielo lejano) es la isla más grande, alta y poblada de las islas a sotavento; de forma triangular, mide 170 km2, su máxima cota es el monte Toomaru, de 1.017 m., y tiene unos 12.000 habitantes; su laguna, que en algunos sitios alcanza bastante profundidad, se abre en 8 pasos. Raiatea es la isla sagrada de Polinesia (a menudo se la nombra como ‘Raiatea la sagrada’), y juega un rol fundamental en la cultura y religión ancestrales: Raiatea y Tahaa fueron las primeras islas de Polinesia francesa en ser pobladas, probablemente por gente de Samoa (esto lo refleja el ancestral nombre de la isla, Hava’i), y de ella colonizaron las demás islas del archipiélago; al SE de Raiatea se encuentra el marae Taputapuatea, el más grande e importante del territorio, y se dice que cada nuevo marae de cada isla debía contener una piedra de aquel.

Raiatea no es una isla turística, pero sí apacible. Carece de playas blancas. Sin embargo, Raiatea posee el único río navegable de todo el archipiélago, el río Faaroa, que desemboca en la bahía del mismo nombre, al E de la isla. La vida en la isla se basa en la agricultura y la pesca. La isla interesará a aquellos que gustan de la cultura e historia de Polinesia.

Una carretera da la vuelta a la isla. Al NE, se encuentra Uturoa, la capital (y de todas las islas a sotavento), y el embarcadero para Tahaa; en ella es notoria la presencia china. Al interior, en el monte Temehani, se da una preciosa gardenia endémica de la isla, la Tiare apetahi, de pétalos blancos y que se abre al amanecer. Al E se abre la preciosa bahía de Faaroa, y, al SE, cerca de Opoa, se encuentra el marae Taputapuatea, el más importante de Polinesia francesa. Al NO, está el aeropuerto. Alrededor de la isla se distribuyen un par de marinas, pues Raiatea es el principal centro de la vela en Polinesia.

Raiatea fue bastante dañada por el tifón Alan, de 1.998.

En la mitología de los antiguos habitantes de Polinesia, la isla de Raiatea se considera la cuna del mundo. Además, fue el centro religioso y cultural de estos navegantes épicos, quienes zarparon desde sus costas a descubrir y colonizar Hawai, Nueva Zelanda y la isla de Pascua.

Llegaron a nuevas tierras en sus catamaranes, construidos a las orillas del río Faaroa, el único navegable de la Polinesia Francesa. La madera para sus embarcaciones la flotaron río Faaroa abajo, desde los bosques tropicales de las tierras altas a los improvisados astilleros del delta del río, de lo que dio fe el capitán James Cook, el primer europeo en visitar Raiatea en 1769.

El hecho de que el Faaroa siga siendo navegable hoy en día nos brinda la oportunidad de vivir la experiencia única de navegarlo río arriba en un pequeño barco o remando en un kayak.

 

El río Faaroa

Raiatea kayakUtilizar los kayaks en la Bahía de Faaroa, donde desemboca este río creando una especie de mini fiordo tropical, un importante puerto para barcos y pequeños yates. Nos impulsamos paleando río arriba. Ir contra corriente en donde no presenta un problema durante el invierno seco (de mayo a octubre), ya que en esta época el río no es tan caudaloso y por lo tanto la corriente no es tan fuerte.

Tras diez minutos de navegación, las orillas se van aproximando a la vez que se elevaban; el río se estrecha. La neblina en el aire desdibuja los kayakss adelantados del resto del grupo. Numerosas aves nos hechizan con una melódica mezcla de cantos. La vegetación exuberante se convierte en autentica jungla; las copas de arboles de ambos lados se tocan por encima de nuestras cabezas, creando un túnel tropical por el cual se navega.

Se pueden observar varios hibiscos de árbol (Hibiscus tiliaceus, “purau” en la lengua nativa), que florecen con un amarillo brillante en su único día de vida; por la tarde cambian de color al rojo vivo y se caen de su árbol al atardecer del mismo día. Un tapiz carmesí, tejido en los días anteriores, adorna las escarpadas orillas del río.

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La aventura acaba con la visita del principal lugar arqueológico del archipiélago, el marae de Taputapuatea. Fue construido en el siglo XVII y dedicada a Oro, Dios de la guerra. Su importancia queda patente en el hecho de que cualquier marae construido en las islas de la Sociedad tenía que incorporar una piedra del marae de Taputapuatea, como prueba de lealtad y de alineación espiritual. En la parte interior de este monumento está la impresionante piedra erecta, marcando el lugar exacto de la investidura de los reyes tribales de la antigua Polinesia.

LA EXCURSIÓN: Suele durar unas 4 horas. Aproximadamente la mitad de este tiempo se pasa en el kayak. Los kayacs son individuales, pero también disponen de embarcaciones para dos personas.

 Safari en 4×4

Foto: Tahiti tourisme

Foto: Tahiti tourisme

Descubra la salvaje isla de Raiatea en un safari en un jeep 4×4. Este tour de medio día empieza con una recorrida a lo largo de la Bahía de Faaroa, donde se encontrará el cráter fundacional y se verán y conocerán la flora tropical y las plantaciones de guayaba y mango. Siga hasta el mayor y mejor preservado marae (templo) de toda Polinesia Francesa, el Marae de Taputapuatea. Esta plataforma pétrea del templo cuenta con la imagen de Oro, el dios de la Guerra y la Fertilidad. Concluya el tour en el Valle Sagrado de Vaimori, donde una plantación de vainilla se visitará, y se mostrará a los pasajeros cómo esta orquídea es cultivada, cosechada y conservada.

 

Crucero de puesta del sol en catamarán

Pruebe un cocktail exótico o una copa de champagne mientras admira la puesta del sol sobre la isla de Bora Bora.
Duración 2 horas y media.

Recorra el interior de la isla y mida su longitud gracias a una ruta que la atraviesa, para descubrir la belleza de la exuberante vegetación tropical. Haga una refrescante parada en el Belvedere, donde se revelará el mirador de las magníficas cuatro bahías turquesas del lagoon de Taha’a. También visite una granja de perlas negras, y la tradicional plantación de vainilla.

 

 

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